domingo, 1 de marzo de 2015

Tempo di ricominciare Quaresima!


Tappe del cammino dice Suor. Bernadina Bertarelli FMA sono:


Digiuno – Preghiera – Elemosina

La prima tappe è percepire la fame: fame di parola, di senso, di autenticità; fame di lui.

La seconda tappe è la preghiera. La preghiera personale, soprattutto quella di ascolto del signore che parla. La preghiera è la regina che ha sempre accesso alle stanze del Re. È questo il tempo favorevole di leggere ed ascoltare la parola.


In fine, la terza tappe è l’elemosina. Spalancare il cuore ai bisogni degli altri. Donarsi fino a divenire pane spezzato per l’altro. Lasciamo che lo spirito ci sospinga nel deserto e ci trasformi.


Cosi potremo rispondere alla domanda che i giovani ci rivolgano: Signore vogliamo vedere Gesù. 

Buona Quaresima, cercatori di Dio!

jueves, 19 de febrero de 2015


MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO 
PARA LA CUARESMA 2015
Fortalezcan sus corazones (St 5,8)

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.

Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.

La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.

1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación.

2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).

Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.

En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta254,14 julio 1897).

 También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf.Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.

3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.

Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.

Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.


Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí.
 Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.

Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
Quaresima 2015

Accogliamo questa quaresima con il cuore e la mente aperta. Questo è un tempo per il rinnovamento; tutti noi abbiamo un tempo libero ‘Time-out’ (si dice cosi in Inglese), tempo per ricaricarsi. Forse questo è  un tempo per svegliarsi. Noi abbiamo bisogno di ricominciare e rivedere la nostra vita oggettivamente.

 La chiamata del nostro Papa Francesco è di fare attenzione alle seguenti cose:


“Una delle sfide più urgenti sulla quale voglio soffermarmi in questo Messaggio è quella della globalizzazione dell’indifferenza. L’indifferenza verso il prossimo e verso Dio è una reale tentazione anche per noi cristiani. Abbiamo perciò bisogno di sentire in ogni Quaresima il grido dei profeti che alzano la voce e ci svegliano. Dio non è indifferente al mondo, ma lo ama fino a dare il suo Figlio per la salvezza di ogni uomo. Nell’incarnazione, nella vita terrena, nella morte e risurrezione del Figlio di Dio, si apre definitivamente la porta tra Dio e uomo, tra cielo e terra. E la Chiesa è come la mano che tiene aperta questa porta mediante la proclamazione della Parola, la celebrazione dei Sacramenti, la testimonianza della fede che si rende efficace nella carità (cfr Gal 5,6). Tuttavia, il mondo tende a chiudersi in se stesso e a chiudere quella porta attraverso la quale Dio entra nel mondo e il mondo in Lui. Così la mano, che è la Chiesa, non deve mai sorprendersi se viene respinta, schiacciata e ferita. Il popolo di Dio ha perciò bisogno di rinnovamento, per non diventare indifferente e per non chiudersi in se stesso. (Dal messaggio del Santo Padre per il Quaresima 2015).



La nostra risposta sarebbe:

-Firmiamoci un attimo dalle nostre attività frenetiche e troviamo il tempo per pregare il Dio Creatore e il tempo per meditare in silenzio, perche questo può portare l’ispirazione e l'amore come risposta per affrontare l'indifferenza. Questa ispirazione ci può aiutare ad avere un nuovo approccio alla nostra vita cappuccina e a identificare le linee secondo cui dobbiamo cambiare noi stessi per rinnovarci oggi. Ogni rinnovamento ha il suo punto di partenza in questo processo interiore ed esteriore.

Una Iniziativa per la Preghiera Universale: Ci raduniamo col Papa il 13-14 marzo per L’iniziativa 24 ore per il Signore, che auspico si celebri in tutta la Chiesa.  Noi cappuccini possiamo rispondere effettivamente con la nostra partecipazione con gli altri in tutto il mondo. Chiediamo ai formatori di  incoraggiare i nostri formandi a partecipare con entusiasmo a questo evento per avere l’esperienza divina. Nella preghiera riceveremo l’ispirazione divina.

-La Quaresima potrebbe anche essere il momento per individuare i ricordi non cicatrizzati (core-temi) della vita e ottenere guarigioni dei ricordi cattivi per essere in grado di relazionarci in un modo migliore.

-Cercate di formare il cuore, come ha ispirato Papa Benedetto XVI, creando le isole della misericordia, e dell’amore in mezzo al mare dell’indifferenza. Se i nostri conventi sono pronti a trasmettere amore, grazia e gioia in questa maniera, noi certamente prospereremo ancora.


Alcune domande per il nostro esame di coscienza:

Se c’ è una lista di preghiere per pregare?

È vero che io vivo una vita significativa e che cosa devo (dobbiamo) cambiare?

È vero che io ho incontrato i poveri o i bisognosi nella località dove vivo questa settimana?


Richiesta di Preghiera dal SGF:



-Prega per il nostro Papa Francesco. 

-Prega per Fra. Mauro nostro Ministro e suoi consiglieri.

-Prega per le Iniziative dal segretariato Generale della Formazione per Ratio Formationis e per i corsi che noi organizziamo in tutto il mondo.



Grazie cari fratelli e Dio vi benedica!

Fra. Charles Alphonse e Jaime Rey

Segretariato Generale della formazione, Roma
Segretariato Generale della Formazione
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lunes, 5 de enero de 2015

Vi auguriamo di copiosa Grazia per il Nuovo Anno 2015!

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Basílica Vaticana
Jueves 1 de enero de 2015




Vuelven hoy a la mente las palabras con las que Isabel pronunció su bendición sobre la Virgen Santa: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (Lc 1,42-43).
Esta bendición está en continuidad con la bendición sacerdotal que Dios había sugerido a Moisés para que la transmitiese a Aarón y a todo el pueblo: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Con la celebración de la solemnidad de María, la Santa Madre de Dios, la Iglesia nos recuerda que María es la primera destinataria de esta bendición. Se cumple en ella, pues ninguna otra criatura ha visto brillar sobre ella el rostro de Dios como María, que dio un rostro humano al Verbo eterno, para que todos lo puedan contemplar.
Además de contemplar el rostro de Dios, también podemos alabarlo y glorificarlo como los pastores, que volvieron de Belén con un canto de acción de gracias después de ver al niño y a su joven madre (cf. Lc 2,16). Ambos estaban juntos, como lo estuvieron en el Calvario, porque Cristo y su Madre son inseparables: entre ellos hay una estrecha relación, como la hay entre cada niño y su madre. La carne de Cristo, que es el eje de la salvación (Tertuliano), se ha tejido en el vientre de María (cf. Sal139,13). Esa inseparabilidad encuentra también su expresión en el hecho de que María, elegida para ser la Madre del Redentor, ha compartido íntimamente toda su misión, permaneciendo junto a su hijo hasta el final, en el Calvario.
María está tan unida a Jesús porque él le ha dado el conocimiento del corazón, el conocimiento de la fe, alimentada por la experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo. La Santísima Virgen es la mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud de los tiempos» (Ga 4,4), en el que Dios, eligiendo la vía humilde de la existencia humana, entró personalmente en el surco de la historia de la salvación. Por eso no se puede entender a Jesús sin su Madre.
Cristo y la Iglesia son igualmente inseparables, porque la Iglesia y María están siempre unidas y éste es precisamente el misterio de la mujer en la comunidad eclesial, y no se puede entender la salvación realizada por Jesús sin considerar la maternidad de la Iglesia. Separar a Jesús de la Iglesia sería introducir una «dicotomía absurda», como escribió el beato Pablo VI (cf. Exhort. ap. N. Evangelii nuntiandi, 16). No se puede «amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia» (ibíd.). En efecto, la Iglesia, la gran familia de Dios, es la que nos lleva a Cristo. Nuestra fe no es una idea abstracta o una filosofía, sino la relación vital y plena con una persona: Jesucristo, el Hijo único de Dios que se hizo hombre, murió y resucitó para salvarnos y vive entre nosotros. ¿Dónde lo podemos encontrar? Lo encontramos en la Iglesia, en nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica. Es la Iglesia la que dice hoy: «Este es el Cordero de Dios»; es la Iglesia quien lo anuncia; es en la Iglesia donde Jesús sigue haciendo sus gestos de gracia que son los sacramentos.
Esta acción y la misión de la Iglesia expresa su maternidad. Ella es como una madre que custodia a Jesús con ternura y lo da a todos con alegría y generosidad. Ninguna manifestación de Cristo, ni siquiera la más mística, puede separarse de la carne y la sangre de la Iglesia, de la concreción histórica del Cuerpo de Cristo. Sin la Iglesia, Jesucristo queda reducido a una idea, una moral, un sentimiento. Sin la Iglesia, nuestra relación con Cristo estaría a merced de nuestra imaginación, de nuestras interpretaciones, de nuestro estado de ánimo.
Queridos hermanos y hermanas. Jesucristo es la bendición para todo hombre y para toda la humanidad. La Iglesia, al darnos a Jesús, nos da la plenitud de la bendición del Señor. Esta es precisamente la misión del Pueblo de Dios: irradiar sobre todos los pueblos la bendición de Dios encarnada en Jesucristo. Y María, la primera y perfecta discípula de Jesús, la primera y perfecta creyente, modelo de la Iglesia en camino, es la que abre esta vía de la maternidad de la Iglesia y sostiene siempre su misión materna dirigida a todos los hombres. Su testimonio materno y discreto camina con la Iglesia desde el principio. Ella, la Madre de Dios, es también Madre de la Iglesia y, a través de la Iglesia, es Madre de todos los hombres y de todos los pueblos.
Que esta madre dulce y premurosa nos obtenga la bendición del Señor para toda la familia humana. De manera especial hoy, Jornada Mundial de la Paz, invocamos su intercesión para que el Señor nos de la paz en nuestros días: paz en nuestros corazones, paz en las familias, paz entre las naciones. Este año, en concreto, el mensaje para la Jornada Mundial de la Pazlleva por título: «No más esclavos, sino hermanos». Todos estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud. Desde todo pueblo, cultura y religión, unamos nuestras fuerzas. Que nos guíe y sostenga Aquel que para hacernos a todos hermanos se hizo nuestro servidor.

Miremos a María, contemplemos a la Santa Madre de Dios. Os propongo que juntos la saludemos como hizo aquel pueblo valiente de Éfeso, que gritaba cuando sus pastores entraban en la Iglesia: «¡Santa Madre de Dios!». Qué bonito saludo para nuestra Madre… Hay una historia que dice, no sé si es verdadera, que algunos de ellos llevaban bastones en sus manos, tal vez para dar a entender a los obispos lo que les podría pasar si no tenían el valor de proclamar a María como «Madre de Dios». Os invito a todos, sin bastones, a poneros en pie y saludarla tres veces con este saludo de la primitiva Iglesia: «¡Santa Madre de Dios!».

viernes, 19 de diciembre de 2014

Momenti della formazione permanente (2-10 dicembre 2014) a FISI Bangalore, India!


Momenti della formazione permanente a FISI Indiacondivisione della esperienza personale-Brain Gym Esercizi-la danza-vita fraterna nella fraternita' erano parti del programma della formazione permanente a FISI













Participanti della formazione permanente a FISI
 (2-10thDicembre 2014)
FISI, Bangalore, India

1.      Br. Amal White Raja, Ofm Cap-(Director, Aspirancy)-Mary Queen of Peace-09487324437 Email: whiterajacap@yahoo.co.uk
2.      Br. Anil Sunil D’Souza, Ofm Cap-(Director, Aspirancy)-Holy Trinity-08495939069,
3.      Br. Crispin John, Ofm Cap-(Rector of Aspirants)-Premjyoti-09781847338, Email: crispijohn@gmail.com
4.      Br. George John, Ofm Cap-(Rector, Aspirancy)-Pavanatma-09447811041, Email: georgejcap@gmail.com
5.      Br. John Fernandes, Ofm Cap-(Director of Postulancy)-Holy Trinity-09481710890, Email: fernsjohn@hotmail.com
6.      Br. Joseph Michael, Ofm Cap-(Rector of Minor Seminary)-Mary Matha-08895663267, Email:jmichaelson2011@gmail.com
7.      Br. Manoj Victor D’Souza, Ofm Cap-(Director of Orientation Course)-Holy Trinity-09686027243, Email:manusoz@yahoo.co.in
8.      Br. Paul Alvares, Ofm Cap-(Director of Postulancy)-St. Anthony’s Goa-09764227422, Email:bonaalvares@gmail.com
9.      Br. Simon Murmu, Ofm Cap-(Guardian)-St. Fidelis-09006749530, Email: simonmurmu@yahoo.in
10.  Sr. Shany Ann Jose RFTS-(In charge of Candidates) Alverna Bhavan-080 26583086/89590761409, Email:alvernabgl@gmail.com
11.  Br. Suresh Kerketta, Ofm Cap-(In charge of College students)-St. Fidelis-08658060476, Email:kerkettasuke@gmail.com
12.  Br. Thomson V.A, Ofm Cap-(Rector, Postulancy)- Prem Jyoti-09050558159, Email: bro.thomson@gmail.com


Animatori:

Br. Michael Fernandes Ofm Cap- (General Councilor),mikebulanatal@yahoo.co.in

Br. Chrisi Vattakuzhy Ofm Cap- (International Councilor for Formation) fchristiv@gmail.com  Sky-FCHRISTI-0091 484 2526 112
Mob-00919496640149
Br. Denis Veigas Ofm Cap-(Director, FISI), 09945768450, denisv@rediffmail.com

Br. Divakar Motha Ofm Cap- divaly1@yahoo.com, 09442493186

Br. S.S. Sahayaraj Ofm Cap-sssahaycap@rediffmail.com, 09442965496

Br. Jaime Rey Ofm Cap & Br. Charles Alphonse Ofm Cap
Segretariato Generale della Formazione
Curia Generale OFMCap, Via Piemonte 70,
00187 Roma,  Italia
Mob: +39 366 8050 983, +39 334 775 2715
0039-06-42011710-Ext-215 (room) - 149 (off)
0039-06-42011710-Ext-220 (room) - 151 (off)
Email: 
charlesalph@gmail.comjrescapa@gmail.com
Skype: charlesalph, jaime
Blog: http://sgfofmcap-en.blogspot.it/

THURSDAY, DECEMBER 18, 2014

Formazione permanente a FISI

Momenti fraterni col Fra. Dolphy Pious Ofm Cap., il Ministro Provinciale di Karnataka nella curia provinciale.











Br. Michael Fernandes Ofm Cap., our General Councilar for India added colour to the course by his animative presence and encouragement. He also gave a talk on the importance of ongoing formation and the need for renewal.

At the end of the session on 10th he awarded all the participants with a Certificate from the General Secretariat for Formation & FISI.